BS"D || Rabbi Geier
Noach 5778
Probablemente el pasuk más conocido de nuestra parashá de esta semana sea el primero. Noaj ish tzadik haia bedorotav. Noaj fue un hombre justo en su generación. Y es bien sabida la discusión acerca de por qué era necesario incluir la frase “en su generación”. Hubiese sido suficiente decir de Noaj que era un hombre justo.
Recordemos dos interpretaciones: Noaj es considerado justo ya que sólo lo fue por haber estado en una generación de corruptos. De haber vivido en las generaciones de nuestros patriarcas, no hubiese sobresalido como justo.
Otra visión de Noaj, nos dice que es mucho más difícil ser justo en una generación de corruptos, ya que la corrupción y el desviarnos del camino correcto es sumamente contagioso.
En Parashat Bereshit, que leímos la semana pasada. De acuerdo a un interesante midrash, no sólo Adam y Javá probaron del fruto prohibido. Se nos cuenta que todos los animales desobedecieron la orden divina...menos uno: un animal llamado Jol (el ave Fenix) que se mantuvo firme en sus convicciones y de acuerdo al Midrash, aun vive sólo en el gan eden (Bereshit Rabá).
Imagino al ave fénix mirando cómo sus compañeros iban siendo expulsados del gan eden quedando aislado de toda la creación, y pensando: Me quedo sólo con mis principios o acompaño a la corriente en su corrupción?
Sin embargo, no tuvo mucho tiempo para pensar...Una espada de fuego fue colocada a la puerta del gan eden, de acuerdo a la Torá para evitar que los de afuera vuelvan a entrar. A mi humilde entender, también para evitar que el de adentro se vea tentado a salir...
Llevado por la corriente, también Noaj podría haberse dejado llevar por aquella generación. Qué hago?, habrá pensado. Subo sólo a este arca con mi familia y mi integridad o me sumo a ellos?.Es fácil dejarse engañar cuando uno ve que el corrupto prospera y tiene reputación.
Noaj estaba sólo...Y se sentía sólo. Sin embargo optó por conservar el mejor capital que el Lord le había dado: su propia integridad. Eso es lo que lo hace un virtuoso.
Alguna vez se preguntó al célebre Jozé de Lublin: Si uno tiene un pan pequeño entero y un pan enorme mordido...sobre cuál debe decir el HaMotzí (la bendición sobre el pan)? Y respondió: Sobre el pequeño, porque está entero (Shulján Aruj, Oraj Jaim 168, 1). Porque más vale la integridad a la grandeza.
Los mayoría de los comentaristas coincide en que Noaj tomó el diluvio con una gran cuota de egoísmo. Se cuenta en el Zohar que al salir Noaj del arca y ver al mundo en ruinas comenzó a llorar y a implorar a Dios:
¡Soberano del mundo! ¿Acaso no eres llamado piadoso? ¡Tendrías que haberte apiadado de tus criaturas!
Le dijo el Santo Bendito: ¿¡Ahora me lo dices!? ¡Por qué no lo hiciste cuando avertí que traería el diluvio!? Seguramente, al saberte a salvo en el arca no se te ocurrió pensar en el funesto destino del mundo... (Midrash HaNeelam, Noaj).
Noaj podría haber anunciado con megáfono que el mundo iba a ser destruido. Sin embargo no lo hizo. Durante todos esos años, Noaj durmió tranquilo. Permaneció construyendo el arca, encerrado en sí mismo, y sin importarle la suerte de aquella generación...
Cuando uno analiza la manera en la que Noaj fue salvado del diluvio, no puede dejar de preguntarse si eso era en realidad una salvación o una prueba. Seguramente no pasó la prueba. Esto queda más claro aún cuando al terminar el diluvio, el relato de la Tora nos cuenta que lo primero que hace es plantar una vid y emborracharse. No construye una casa, una escuela para sus descendientes, sino que se emborracha. No es la mejor manera de recomenzar la humanidad.
Quizás por eso, en la misma parashá encontramos el relato de la Torre de Babel. Aquella en la que la humanidad olvidó buscar que la construcción de una sociedad, tenía que ver con respetar la vida humana y cuidar la Creación. En su lugar, quisieron llegar a ser como dioses.
Pero quiero compartir una interpretación del comentarista moderno Ishaiahu Leibovitz acerca de esto:
“Entiendo que el decreto de dispersión (de aquella generación) no fue un castigo, sino más bien una enmienda en favor de la humanidad. El mensaje fundamental de la sección de la Torre de Babel nada tiene que ver con la construcción de la torre en sí. Más bien tiene que ver con lo que dice al inicio de la sección: Que toda la tierra –la renovada humanidad post-diluviana- poseía una "sóla lengua y similares palabras" (Bereshit 11, 1). Luego del fracaso en la construcción de la torre surgieron diversos idiomas y –por ende- palabras diferentes. Entiendo que el fundamento del pecado de la "Generación de la División" consiste en haber querido concentrar artificialmente a todos sus miembros a fin de sostener la realidad de "una sola lengua y similares palabras", algo que en términos modernos solemos llamar "Totalitarismo".
El Prof. Leibovitz describe una sociedad en donde el individuo no tiene cabida, sino que es preso de un egoísmo parecido al de Noaj. El objetivo controla su vida, tal como a Noaj lo abrumó la construcción del Arca y lo aisló del resto de la humanidad. Una sociedad en donde se olvidan los principios y se centra en objetivos vanos y egoístas, no puede prosperar ni en los individuos ni en su conjunto.
Que podamos reflexionar en este Shabat Noaj acerca de cuáles son nuestras prioridades en nuestras vidas, frente a nuestro mundo. Peor por sobre todo, que podamos hacer prevalecer nuestro vínculo con quienes nos rodean en la construcción de una sociedad más diversa y abierta a trabajar juntos con nuestras diferencias.