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Toldot 5778

November 13, 2017

Rabbi Geier

Español

BS"D || Rabbi Geier


Toldot 5778


Quién no se compadeció alguna vez del anciano Itzjak al que su esposa engaña vilmente en complicidad con su hijo Iaakov, para lograr la bendición del primogénito? Más de una vez dijimos que Itzjak tuvo una vida sin sobresaltos ni grandes compromisos. Y para colmo, lo “engañan” de una manera que lo hace “equivocarse” y confundir a sus hijos.


Claro. El punto es que estaba ciego... y anciano...


No es demasiado simple? No suena a cuento de niños (que de hecho siempre lo fue...?)


Quizás, el anciano padre, entendió cual era la naturaleza de sus hijos y decidió no darse por enterado de quién realmente se había presentado a ofrecerle de comer.


Recordemos un poco la historia, en la cual Esav en un arrebato de hambre, luego de una jornada cansadora, le había negociado su primogenitura a Iaakov a cambio de un plato de comida.

Recordemos que en el capítulo posterior decide tomar por esposa a dos mujeres Canaanitas. Recordemos que Abraham le había pedido a su siervo, Eliezer, que de ninguna manera tomara una esposa de Canaan para su hijo Itzjak.


En algún momento, todo esto tuvo que herir a Itzjak. Esav no dejó de tener actitudes que serían cuestionables aún para un anciano, ciego, y con sus capacidades disminuidas. O quizás no tan disminuidas. Hoy día sabemos perfectamente que a una persona ciega se le sensibilizan el resto de los sentidos. Y en la escena de la bendición de Itzjak a Iaakov, la Torá hace especial hincapié en mostrarnos como el patriarca ante la falta de su capacidad visual, “Y se debilitaron sus ojos” (Bereshit 27, 1); utiliza todos los otros sentidos en el reconocimiento de su hijo...al tocarlo, “Acércate, por favor, y te palparé, mi hijo” (Bereshit 27, 21); al olerlo, “olió el aroma de su ropa (Bereshit 27,27); al oír su voz, “La voz es la voz de Iaakov Bereshit 27, 22); al degustar su comida, “Sírveme para que coma de la presa de mi hijo” (Bereshit 27,25). Uno tras otro utilizó los sentidos, que estarían sensibilizados por la falta de vista, y aún así no se dió cuenta de quién era quién?


No resulta posible.


Quizás la clave esté en el pasuk 28 del capítulo 25 de nuestra parashá. Alli dice: “Vaieehab Itzjak et Esav ki tzaid befiv veRivká ohevet et Iaakov” (Y amó Itzjak a Esav porque estaba su presa (su caza) en su boca y Rivká ama a Iaakov).


Llaman la atención dos cosas: por qué amó Itzjak en tiempo pasado a Esav, y Rivka lo ama a Iaakov... y qué es eso de amar a alguien porque su presa está en su boca?


Según el midrash Tanjumá, “la presa en la boca” refiere a los engaños de Esav para con su padre (la boca sería precisamente la de Itzjak). Y los reiterados engaños y malas elecciones de este hijo descarriado, son los que habrían motivado ese verbo en tiempo pasado: “ Vaieehab Itzjak et Esav”. Rivká, en cambio, no tiene condición alguna para su amor, y sigue amando a Iaakov. Marca una diferencia incómoda, quizás, ára nosotros como padres o hijos…pero era claro que esta diferencia existía.


Entonces, leamos el texto ahora de manera más adulta. Vemos un Itzjak que sí está consciente de lo que hace y entiende que es su hijo menor el que tiene el espíritu para mantener la continuidad del pueblo reprometido a él por el Creador. Probablemente no hubo un real engaño, sino que Itzkaj sí fue el patriarca responsable que debió ser y sopesó las acciones y tomó una decisión...la bendición del pueblo grande, era para Iaakov.

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