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Tishah beAv 5780

August 9, 2019

Rabbi Geier

Español

BS"D || Rabbi Geier


Tishah beAv 5780


Mañana por la noche concluimos un período de duelo para el Pueblo de Israel: Bein Hametzarim (literalmente, entre estrecheces o angustias), el período de tres semanas que comenzara con el medio ayuno de 17 de Tamuz, que recuerda el comienzo del sitio de las murallas de Ierushalaim en tiempos del Segundo Templo.


Concluye con el ayuno de Tisha Beav, en el cual recordamos con tristeza la destrucción del Beit Hamikdash entre otras desgracias que ocurrieron en las historia de Am Israel en esa misma fecha.


El motivo agregado en la tristeza por tamaña pérdida es que fuimos los mismos miembros del Pueblo de Israel quienes motivamos la caída del Gran Templo, en tanto el odio gratuito, el odio entre hermanos cegó al pueblo y lo dividió y permitió que la tragedia sucediese, aún sin arrepentimiento en el período del sitio y hasta la efectiva destrucción.


Hoy se nos hace raro, quizás recordar una Jersualem destruída cuando la tenemos radiante y pujante. Es una de las ciudades más bellas del mundo y con una vida espiritual increíblemente desarrollada.


Por qué lamentarnos mañana a la noche leyendo Meguilat Eija, el libro de Lamentaciones que solemos leer en esta ocasión con nuestro templo a oscuras y en actitud doliente?


Ierushalaim está reconstruída. Está, quizás más bella que nunca. Pero nuestro pueblo no está en nada alejado de la situación en que vivió en esos tiempos.


Estamos divididos en nuestras formas de pensar, rezar y tolerar. No logramos, como pueblo, sentarnos a dialogar o compartir respetando diferencias.


Familias divididas por el sólo hecho de pensar diferente o por querer expresar su espiritualidad (algo tan íntimo y personal) de manera diferente.


Templos que necesitan ser apoyados con presencia, participación, ideas, manos que trabajen y los aportes que en los miles de años que existe el Pueblo Judío, fue necesario recibir para la subsistencia de las diferentes Comunidades, y que en muchos casos, prevalece la soberbia constante y el egoísmo por sobre la continuidad judía de las familias y nuestros niños.


Y la bocanada de aire puro que nos dan nuestros jóvenes que entienden del trabajo conjunto y de el acento en lo importante para un futuro mejor...


Acciones mezquinas y odios llevaron a la destrucción del Gran Templo, y el recordarlo y tenerlo presente, no debe ser un sentimiento de tristeza por esa pérdida sino por que al día de hoy, estamos parados como pueblo en un lugar similar.


Que la tefila de mañana a la noche y la lectura de Meguilat Eija nos hagan reflexionar acerca de los verdaderos valores y motivaciones que debemos tener cuando nos comprometemos a formar parte de cualquier Templo o Comunidad.


No puede existir Sinat Jinam (odio gratuito) ni Sinat Ajim (odio entre hermanos). Debemos encontrar cada uno de nosotros una acción, una propuesta, un compromiso para que “NUESTRO Gran Templo” no caiga ni se destruya.


Nos encontramos Motzaei Sahabat, mañana a las 9pm en la CHG para conmemorar y presentificar la tristeza del 9 de Av; la tristeza del no haber podido ceder ante ese odio infundado y permitir que la tragedia suceda.

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