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Vayelech 5780

September 14, 2020

Rabbi Geier

Español

BS"D || Rabbi Geier


Vayelech 5780


La maratón ya comenzó.


Estamos transitando los Iamim Noraim, los días terribles. Estamos en medio de ʿAseret Iemei Teshuvá, los 10 días en los cuales estamos conminados a generar en nosotros ese arrepentimiento que nos lleve a la Teshuvá, un cambio en nuestra conducta.


Es interesante como este acto de Teshuvá en el que nos sumergimos, y que en esencia es un acto de contrición individual y diría, casi solitario, transcurre justamente en estos días en que los Batei Knesset, los templos, están colmados. Es una costumbre o necesidad la de estar acompañados por gran cantidad de miembros de nuestro pueblo, de nuestra comunidad, en el preciso momento en que debemos “meternos para adentro” y estar cada uno consigo mismo.


Podemos suponer que es un escapismo, una suerte de negarnos a someternos a los juicios. Si, a más de uno. El del Kadosh Baruj Hu, nuestro Dios, y el nuestro propio; uno más severo que el otro, sin poder decidir exactamente cuál es el más severo de los dos.


Ya hablamos mucho de la teshuvá, de ese concepto que implica la revisión, la compensación, la reconciliación, y el más difícil de todos los pasos, el redireccionar nuestra conducta para no volver a cometer el mismo error.


A veces cuesta volver. Y cuánto más si no sabemos bien a dónde volver: y no es un juego de palabras. Es necesario saber cuál es el camino o la conducta correcta, para poder tomar ese camino o corregir nuestra conducta. Es por eso que no alcanza sólo con la revisión de lo que hicimos o con el perdón o con el resarcimiento del daño: si no tenemos claro qué es lo correcto, cómo podemos practicarlo??


El punto tiene que ver exactamente con VOLVER, lashuv, lajazor bitshuvá.


Si lo que debemos hacer es VOLVER, es que estamos regresando a un lugar en el que alguna vez ya estuvimos. Un lugar que ya conocemos.


Es abrir nuestra mente y nuestros corazones para limpiarlos de todo egoísmo y segundas intenciones y llevarlos a un estado primigenio de contaminación 0, en el que seguramente alguna vez convivimos. Luego habrán empezado los intereses creados, las ansias de poder o de figurar o de ser algo que anhelamos, los autoritarismos, las violencias, las intrigas, etc etc... todo lo que nos llevó a que no veamos claro el camino correcto.



Es exactamente lo que el profeta Hosheʿa profiere casi a gritos en la Haftará de este shabat, alentando a Bnei Israel, al pueblo de Israel al arrepentimiento. Hosheʿa nos llama y nos dice: “Shuva Israel ad Adonai eloheja ki kashalta Beavoneja" (Retorna, Israel, al Eterno tu Dios porque tropezaste en tus errores”.


Podemos transcurrir los 10 días entre Rosh Hashaná como una mera preparación para un ayuno más. O podemos ser temerosos de los juicios que se nos sobrevienen y prepararnos para ellos. 


Despojarnos de falsos orgullos, de objetivos mezquinos y mirarnos en serio con la mirada crítica que a veces tenemos para con los demás.


Se cuenta en masejet Berajot que cuando enfermó Rabi Iojanán ben Zakai, sus alumnos ingresaron a verlo y le pidieron una bendición.

El maestro, con el último aliento les dijo: “Sea la voluntad de Dios que vuestro temor al Cielo esté sobre vosotros de la misma manera que está sobre vosotros el temor a la gente. Que así como se cuidan de aquello que dirá la gente, se cuiden de aquello que dirá Dios”

Yo agregaría que nos cuidemos también de aquello que podamos decir nosotros de nosotros mismos el día en que realmente nos miremos frente a ese espejo que todo lo muestra que es nuestra conciencia.  Que la bendición de Rabi Iojanán ben Zakai se haga extensiva en este Shabat Shuvá a todos nosotros.

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