BS"D || Rabbi Geier
Vayetze 5780
Esta parashá nos invita a ver un proceso muy especial. Aquel de cómo una persona complicada, intrincada y retorcida en sus relaciones, se va enderezando, a medida que la vida lo enfrenta a dificultades.
Hablamos de Iaacov Avinu.
Iaacov nació peleando por salir antes que su hermano. Iaacov engaño a su hermano al usurparle la primogenitura en un engaño. Iaacov es quien engaña también a su propio padre para obtener una bendición en lugar de su hermano mayor.
El Iaacov engañador sueña con una escalera. Sueña con ángeles que suben por ella y bajan. Notemos ESPECIALMENTE que los ángeles suben, o sea que están en la tierra, con nosotros, con la humanidad. Y suben a la santidad cercana a Dios.
Es como si los ángeles buscaran llevarse en su ascender, aquellas cosas que la humanidad debe enmendar, y las suben consigo a un lugar mejor, en donde las santidad divina lo que hace es “limpiar” esas impurezas del ser humano, y dejarlas listas. Es entonces cuando vuelven a bajar, y se vuelven a juntar con la humanidad, en su tarea de purificación de las almas y de los seres.
A Iaacov le pasa nada menos que lo que acabo de describir: en su sueño, el Iaacov engañador y complicado, es “limpiado”. Su ser madura y comienza a ver la vida de otra manera. Y es entonces cuando puede enamorarse, y entregarse en cuerpo y alma para ganar a su amada, trabajando, primero 7 y después otros 7 años, y otros 6 más.
Mucho tiempo...no?
Es el tiempo de teshuvá interna. El proceso mediante el cual Iaacov pasa de ser un ignorante y un timador, a ser un patriarca del cual su descendencia llevaría su nombre con orgullo, Bnei Iaacov, o Bnei Israel.
La mayoría de las veces, necesitamos de un sueño o una “escalera” externa a nosotros que nos muestre que debemos repensar actitudes o enderezar algo en nuestras vidas o nuestras relaciones. Pero los tiempos de los mensajes directos del Kadosh Baruj Hu, o de sus mensajes claros, quedaron atrás.
Está en cada uno de nosotros sopesar nuestros actos y nuestras vidas. Entender que aquello que se hizo mal, tiene remedio y puede enderezarse, y entablar lazos más sinceros y amorosos con nuestro entorno. Respetando diferencias y aceptando disensos.
Que podamos, en este shabat que comienza, ser nosotros los artífices de nuestros cambios. Sin necesidad de ángeles que nos ayuden a ver las cosas claras y a madurar procesos.
Que aprendamos a tener vidas menos intrincadas y rebuscadas, para que nuestras relaciones se nutran con el intercambio de los rectos y los simples, que buscan crecer con los suyos y dentro de sí mismos.